EL RELIEVE SUBMARINO
La zona
más desconocida de nuestro planeta es la que está debajo de las aguas marinas.
Se conocen razonablemente bien las zonas más próximas a la costa, y a la que llega
la luz del sol.
El
relieve oceánico incluye los diversos accidentes geográficos existentes en las
regiones de la corteza terrestre que están cubiertas por océanos. El relieve se
caracteriza por la forma de la superficie, presentando diferentes aspectos de
acuerdo con cada ubicación.
Las
principales formas de relieve submarino son:
Plataforma Continental: consiste en la prolongación
sumergida de los continentes, con profundidades que van desde 10 a 200 metros.
Es de gran importancia económica, ya que de esta parte del relieve submarino se
obtiene la mayor cantidad de recursos minerales (petróleo), y se llevan a cabo
un mayor número de actividades pesqueras. En materia ambiental, es la zona
donde se produce la fotosíntesis y el crecimiento del plancton, que es esencial
en la cadena alimentaria.
Talud continental: con relieve irregular, esta zona
submarina tiene una pendiente significativa sobre la plataforma continental,
llegando hasta los 3000 metros de profundidad. En el talud continental es
posible encontrar restos de las especies marinas y de arcilla muy fina.
Cuenca oceánica: también llamada de llanura
abisal, se extiende desde el borde del talud continental hasta aproximadamente
5000 metros de profundidad. Es el mayor relieve submarino. Esta parte
morfológica de los océanos no recibe la luz solar, resultando en bajas
temperaturas.
Dorsales: comprenden las grandes cordilleras. La dorsal del
Atlántico, Índico y Pacífico presentan profundidades que oscilan entre 2 y 4 km.
Fosas abisales: las depresiones son
más largas y angostas, por lo que constituyen las más profundas del relieve
submarino. Alcanzan a profundidades de entre 7.000 y 1.100 metros.
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